«¡Esta vida es una cosa absurda! ¿Cuál es la causa final de la vida? No lo sabemos: unos hombres vienen después de otros hombres sobre un pedazo de materia que se llama mundo. Luego el mundo se hace inhabitable y los hombres perecen; más tarde los átomos se combinan de otra manera y dan nacimiento a un mundo flamante. ¿Y así hasta lo infinito? Parece ser que no; un físico alemán –porque los alemanes son los que saben estas cosas– opina que la materia perderá al final su energía potencial y quedará inservible para nuevas transmutaciones. ¡Digno remate! ¡Espectáculo sorprendente! La materia gastada de tanta muchedumbre de mundos permanecerá –¿dónde?– como un inmenso montón de escombros… Y esta hipótesis –digna de ser axioma– que se llama la entropía del universo, al fin, es un consuelo; es promesa, un poco larga, ay!, del reposo del todo, de la muerte de todo»
La primera ley de la termodinámica declara que la
energía del universo es constante; la segunda, que esa
energía propende a la incomunicación, al desorden,
aunque la cantidad total no decrece. Esa gradual
desintegración de las fuerzas que componen el
universo, es la entropía. Una vez alcanzado el
máximo de entropía, una vez igualadas las diversas
temperaturas, una vez excluida (o compensada) toda
acción de un cuerpo sobre otro, el mundo será un
fortuito concurso de átomos. En el centro profundo
de las estrellas, ese difícil y mortal equilibrio ha sido
logrado. A fuerza de intercambios el universo entero
lo alcanzará, y estará tibio y muerto.
La luz se va perdiendo en calor; el universo, minuto
por minuto, se hace invisible. Se hace más liviano
también. Alguna vez, ya no será más que calor: calor
equilibrado, inmóvil, igual. Entonces habrá muerto.
Jorge Luis Borges, 1934.
2 comentarios:
"Lo imperativo normalmente no es asociada a lo tecnológico, es decir la respuesta solo rescata lo ecléctico como un índice histórico mas no inquisitivo de lo imperativo"
...what????
oye le meti un diseñito al blog, para las venias...
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