
...-en términos del ambiente alrededor de los cuerpos- involucrarse en las acciones relativas al sexo ha de ser equiparable a bailar.
Bailar, v. i. Saltar a compás de una música alegre, preferiblemente abrazando a la esposa o la hija del vecino. Hay muchas clases de bailes, pero todos los que requieren la participación de ambos sexos tienen dos cosas en común: son notoriamente inocentes y gustan mucho a los libertinos.
Diccionario del Diablo - Ambrose Bierse
En el baile hay quien lleva y hay quien es llevado. Independientemente del ritmo. En teoría, es el hombre el que lleva (propone) y la mujer sigue (dispone). Sin embargo, algunas mujeres con cierto carácter veleidoso imponen los movimientos a su pareja. Alguien -un hombre- decía que en el baile, era terriblemente notorio el proceso de aprendizaje: cuando una mujer había aprendido a bailar entre mujeres sus movimientos se perciben más fuertes, dominantes, visibles.
Ahora bien, desde la perspectiva femenina no ha de ser nada agradable la sensación de dominio del hombre en un aspecto tan emotivo de la cultura. Eso explica un poco ese afán de dominación respecto de los movimientos en el baile, que se suponen, por su finalidad bella, de absoluto dominio femenino.
Lo anterior no son más que clichés utilizados prófugamente para explicar el cruce de fuerzas y de energías en una pareja de baile. Hacen falta las referencias concretas a las instrucciones místicas relacionadas con la sexualidad, como el tantra.
Se ha de suponer a ésta altura que el propósito de ésta intervención no es más que relacionar aspectos humanos de corporalidad para establecer vínculos de equivalencia... muy bien supuesto!
Diccionario del Diablo - Ambrose Bierse
En el baile hay quien lleva y hay quien es llevado. Independientemente del ritmo. En teoría, es el hombre el que lleva (propone) y la mujer sigue (dispone). Sin embargo, algunas mujeres con cierto carácter veleidoso imponen los movimientos a su pareja. Alguien -un hombre- decía que en el baile, era terriblemente notorio el proceso de aprendizaje: cuando una mujer había aprendido a bailar entre mujeres sus movimientos se perciben más fuertes, dominantes, visibles.
Ahora bien, desde la perspectiva femenina no ha de ser nada agradable la sensación de dominio del hombre en un aspecto tan emotivo de la cultura. Eso explica un poco ese afán de dominación respecto de los movimientos en el baile, que se suponen, por su finalidad bella, de absoluto dominio femenino.
Lo anterior no son más que clichés utilizados prófugamente para explicar el cruce de fuerzas y de energías en una pareja de baile. Hacen falta las referencias concretas a las instrucciones místicas relacionadas con la sexualidad, como el tantra.
Se ha de suponer a ésta altura que el propósito de ésta intervención no es más que relacionar aspectos humanos de corporalidad para establecer vínculos de equivalencia... muy bien supuesto!
La idea es un poco, proponer lecciones de baile y de humildad para hacer el amor. Propongo equilibrios, reacciones creativas, fuerzas encontradas pero respetuosas del enemigo/amante.
(hoy, al 'corregirle' y publicarle, veo que no tiene sentido...)
2 comentarios:
el baile contiene información a cerca del pasado, bagake cultural por antonomasia machista, el hombre propone y la mujer dispone, me ha gustado mucho esa definición.
Un servidor, en pro de la liberación femenina(más que librerada en nuestros días) siempre que sale al guateque nunca propone y se deja disponer. El problema es que no encuentra pareja de baile.
:)
Un beso.
...digo que el hombre propone solo si sabe bailar, de lo contrario a la femina de turno (si es locuaz en el movimiento) le tocara proponer, a menos claro que el "duro" sea tan duro que ni a fuerza de chancleta afloje las entendederas, en cuyo caso la femme se verá obligada a "disponer" ante los torpes movimientos del obtuso, que sin más brincara sin sentido destilando sudor de los meros nervios y tan concentrado en los movimientos de sus piernas que olvidará que lo primero que toca abrir es el oído como una invitación a que el sonido entre y circule por doquier a su capricho. En ese punto tan sensitivo en que es el sonido quien lleva la batuta, el cuerpo estará tan vulnerable a su entorno (el contacto con el otro -la otra- para el caso) que la invitación a hacer el amor llegará por sí sola sin que nadie la pida, y si lo que suena es un danzón o un cha cha cha...pare de contar!
tenganmelonhay!
eche pues ya pa´la pieza!
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