En este andar dando vueltas a las cosas -en el baile- llevo y me dejo llevar a veces... Supongo que en algún momento todos hacemos lo mismo. Pero volvemos al tema de las dualidades, de reconocerse como actor, adoptando una de las posiciones, reconociendo la entrada del otro: se distingue entre mujer y hombre, entre rápido y lento, entre enérgico y tranquilo... indistintamente.
Sin embargo, al tope, hay una sola energía indivisible, que va a ser comienzo y final.
Del mismo modo hay otras miradas que confluyen en el mismo punto, pero que por ese 'detras' tan propio parecen diferentes. Decía mi joven maestro viejo que todo estaba relacionado y parece ser que tenía razón. Todos volvemos sobre lo mismo. Me recuerda los himnos al final del Maese Pérez...
Por otro lado, y entrando ya en los géneros, creo que prefiero el son cubano (tántrico) a la salsa (inmediata, por poner un adjetivo)...
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