lunes

De madrugada

Como cambian las cosas de una madrugada a la otra...

No he escrito nunca mi nombre en la arena de ninguna playa.
No tengo muchas playas en mis ojos
y menos aún en mis pies.

Hoy necesito alguien que me rescate con un abrazo...
mientras eso pasa, lo tengo a Camarón.




Necesito un pedacito de cariño. Un abrazo que llegue sin pedirlo. Una sonrisa apareciendo por entre muchas cabezas extrañas y ajenas. Aun no logro asimilar lo de la mariposa y quedase quieto. Hay días que me quedo quieta y nada pasa... sigue sin pasar nada. Quiero ser un león tranquilo, valiente y fuerte, que espera con paciencia.

Hasta siempre

Quiero despertar. Estar en otro lugar. No quiero un lugar anterior, quiero es uno nuevo, distinto. No tiene que ver con irnos, ni con estar, ni con ninguna de las cosas que están pasando ahora. Tiene que ver con que seamos distintos. Con que despertemos del letargo que nos ha traído hasta éste maldito punto sin movimiento.
Me gustaba pensar que yo estaba más despierta que tú. Que me estaba dando cuenta de cosas que tú no. Pero lo cierto es que los dos seguimos dormidos, dejándonos dominar por unas circunstancias estúpidas, que no tienen nada que ver con quienes somos.
Estamos juntos y es lo que deseamos. Y eso me hace feliz.  Hicimos que la materia, que el mundo se amoldara a nuestro deseo. Lo hicimos antes y ahora estamos torpes con un propósito más pequeño, menos complicado que nos está ganando la mano.
Yo estoy loca y te amo. Tú también estas loco y me amas. Te propongo un manicomio transitorio. Sólo el tiempo que nos lleve transformar el mundo en nuestro hogar dulce, tranquilo y extraño. (Va a ser poco tiempo, la tenemos clara, no?).

martes

Esa tiniebla...

Primero está la soledad.
En las entrañas y en el centro del alma:
ésta es la esencia, el dato básico, la única certeza;
que solamente tu respiración te acompaña,
que siempre bailarás con tu sombra,
que esa tiniebla eres tú.
Tu corazón, ese fruto perplejo, no tiene que agriarse con tu sino
solitario;
déjalo esperar sin esperanza
que el amor es un regalo que algún día llega por sí solo.
Pero primero está la soledad,
y tú estás solo,
tú estás solo con tu pecado original -contigo mismo-.
Acaso una noche, a las nueve,
aparece el amor y todo estalla y algo se ilumina dentro de tí,
y te vuelves otro, menos amargo, más dichoso;
pero no olvides, especialmente entonces,
cuando llegue el amor y te calcine,
que primero y siempre está tu soledad
y luego nada
y después, si ha de llegar, está el amor.


Darío Jaramillo Agudelo
Revista de la Universidad Nacional. Segunda época
Vol. 1 No. 3 (Oct-Nov 1985)

Pinche piedra...

Debo un libro de la biblioteca y seguramente no podré llevarme ninguno hasta dentro de mucho tiempo. Puedo excusarme diciendo que era muy grande (lo es), muy complicado (eso no es tan cierto) y que no pude renovarlo por la web.
El caso es que no pude leerlo de una sentada. Primero por lo largo (y el trabajo, los niños, las obligaciones) y segundo porque un extraño deseo de no permitirle continuar me llenaba los ojos.
Hablaba de los secretos. De cómo no se hacen evidentes ni aún cuando quisieramos. Es que no es fácil decir algo con lo que se vive y sólo despues de un tiempo se da uno cuenta de que no es normal, de que el resto del mundo lo ve mal.
Secretos propios y de nación. Secretos imposibles de descubrir.
¿Puede el amor vencer el secreto?
Yo creo que no... quisiera pensar que no. Porque los secretos son lindos y hacen parte de mis motivos para amarte. Pero no quisiera que, como en el libro, el secreto te llevara lejos de mi. En ese caso, yo también te buscaría, hasta encontrarte en el fondo de un pozo, en un hotel oscuro o en el canto extraño de algún pájaro invisible.

PS. Ahora voy por Norwegian wood

Murakami, Haruki. Crónica del pájaro que da cuerda al mundo [Traducción de Lourdes Porta y Junichi Matsuura]. Barcelona: Tusquets, 2001.

domingo

brrrrrr....

Aún recuerdo el viento helado zumbando en mis oidos y empujandome un poco más adentro de esas extrañas dunas. También cuando abatía los cristales de la ventanita de nuestro cuarto, casi todo el tiempo. Recuerdo las franjas de sol que se colaban por los edificios y que yo perseguìa, sola en la calle tratando de alcanzar un poco de calor. Todo esto habla del frio como si a su alrededor se hubieran tejido nuestros cuerpos en una especie de adoración, pero no.
Supongo que luego de tanto tiempo distantes, el frio apareció para que mi piel encontrara en la tuya el calor necesario para mantenerse despierta. Si, es eso lo que pensaba.

Ahora vuelve el frio y ya no estas. Me parece que él circula por el mundo sin detenerse a pensar en los que se acercan por su causa. Se han ido los días que calentaste, pero el frio no.

martes

Tragicomedia

Pasa que un día se hace uno protagonista. Se deja a un lado el papel de reparto (del mejor amigo, muchas veces); o del extra en el peor de los casos (que sólo pasa por la calle mientras la cámara se detiene siempre sobre el mismo personaje).
Pasa, y es raro encontrarse... porque parece que los pasos que se andaron para llegar allí hicieran parte también de la película, y uno cree (uno...) que todo adquiere sentido... cada tropiezo, cada encuentro extraño y sin sentido, no era más que una señal de vuelta.
Ahora mismo estoy en la escena aburrida donde todo se sabe y sin embargo se empeña uno en ocultarlo, de si mismo y del otro.
Pienso, si nos queremos y además estamos lejos, que éste orgullo mío no tiene sentido. Que quiero que se diluya y no sentir más que la vuelta a los lindos lugares conocidos de tu cuerpo. Pero no depende sólo de mi... los deseos infructuosos son tristes y aburridos.

Todo ésto luego de "Lucía y el sexo".

viernes

Ya no quiero soñar más...

Sólo en sueños,
sólo en el otro mundo del sueño te consigo,
a ciertas horas, cuando cierro puertas
detrás de mí.
¡Con qué desprecio he visto a los que sueñan,
y ahora estoy preso en su sortilegio,
atrapado en su red!
¡Con qué morboso deleite te introduzco
en la casa abandonada, y te amo mil veces
de la misma manera distinta!
Esos sitios que tú y yo conocemos
nos esperan todas las noches
como una vieja cama
y hay cosas en lo oscuro que nos sonríen.
Me gusta decirte lo de siempre
y mis manos adoran tu pelo
y te estrecho, poco a poco, hasta mi sangre.
Pequeña y dulce, te abrazas a mi abrazo,
y con mi mano en tu boca, te busco y te busco.
A veces lo recuerdo. A veces
sólo el cuerpo cansado me lo dice.
Al duro amanecer estás desvaneciéndote
y entre mis brazos sólo queda tu sombra.

Jaime Sabines

martes

Disposición al autoexamen

"La forma correcta de hacerlo no consiste en ponerse a meditar pasivamente sobre sí mismo, sino antes bien en el examen de los efectos que emanan de uno. Únicamente siendo buenos tales efectos y ejerciendo uno una buena influencia sobre otros, la contemplación de la propia vida le dará la satisfacción de verse libre de faltas."
Kuan / La Contemplación
I-Ching

Tengo problemas con mis efectos. No resultan ser nada buenos.